...Bajo aquel pálido cielo, la tierra se mostraba anémica y descolorida, sin matices ni sombras como los ojos de los perros, que no distinguen colores...
Al principio la camisa de hielo que le apretaba cada vez mas el cuerpo fue dolorosa. Sentía que le congelaba las carnes, los huesos, el cerebro. Luego disminuyó la sensibilidad, la mente se le entorpeció, así como la circulación de sangre...
Ya no sentía frio, estaba contenta y completamente apaciguada
...sentía gran respeto por todas las reglas de buen comportamiento, las cuales exigían que se festejaran sólo las llegadas y que no se observaran las separaciones. Habría sido tan incorrecto...despedirse...como demostrar que se daba cuenta que aquellos partían...
Extractos de "País de las sombras largas" Hans Ruesch.
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